Víctor Pérez / Opinión
La condena de estos días del Real Madrid es mayúscula. Ver por la televisión las semifinales de una Champions siempre es frustrante. Pero aún lo puede ser más si tu máximo rival tiene posibilidades de llegar a la final y, encima, con todo merecimiento. Lo que queda entonces es evadirse e ilusionarse con un futuro más incierto que probable.
El Real Madrid espera el juicio final. Será el día en el que Florentino regrese a la presidencia del club que dejó tirado hace unos años. Ahora vuelve con el objetivo de levantarlo de sus propias cenizas. La distancia actual con los grandes de Europa ha quedado ampliamente reflejada esta temporada, y la afición no quiere ni un fracaso más.
Florentino Pérez es el hombre de la ilusión para los madridistas, que se levantan cada día con cuatro o cinco nuevos futuribles para el equipo. Siempre llegarían de la mano del 'todopoderoso' Pérez, que ya juntó a Zidane, Figo, Ronaldo y Beckham en un equipo galáctico.
Eso sí, la parroquia blanca no puede engañarse. No se vive de la ilusión sino de la realidad, que hoy por hoy es cruel con el mejor equipo del Siglo XX. Tampoco el Madrid galáctico de Florentino fue capaz de marcar una época en cuanto a títulos o juego. Sería muy duro tropezar dos veces con la misma piedra.
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