El clásico del Camp Nou, convertido desde hace años en uno de los mejores duelos del mundo del fútbol y exponente de la «marca España» por todo el planeta, no se pudo seguir en directo por ningún canal de televisión convencional en Italia, Austria, Alemania o Australia, donde hubo que echar mano del ordenador para seguir en directo las genialidades de Messi y Cristiano Ronaldo.
Apuntaban las previas del choque que el encuentro sería seguido por 400 millones de personas en todo el mundo. «Todavía es muy pronto para hablar sobre datos precisos, pero por mi experiencia puedo decir que esos números están muy alejados de la realidad», explica a ABC Kevin Alavy, director ejecutivo de la agencia especializada Futures Sport + Entertainment, que apuesta por unos datos de, como mucho, unos 100 millones de espectadores en todo el planeta.
El clásico solo se pudo seguir en directo en Alemania e Italia a través de internet
El mejor anuncio posible de la Liga llegó a las pantallas de medio mundo. El Barça-Madrid se pudo seguir en directo desde Islandia, Vietnam o Corea del Sur, pero no en países tan futboleros como Alemania o Italia. Allí no hubo manera de ver el clásico por la televisión, ni en abierto ni por las plataformas de pago, así que para ver el espectáculo solo quedó la opción -legal- de internet. Como ejemplo, Italia. A estas alturas de la película la cadena Sky no ha conseguido cerrar un acuerdo para la renovación de los derechos y parece haber renunciado al fútbol español. Mediaset, que ofreció la Supercopa de España, no entró en la puja y el precio era inalcanzable para la televisión pública. Cosas de la crisis: el fútbol español no es rentable a ojos de las televisiones italianas, que tampoco han cerrado acuerdo con la Bundesliga pero sí con la Premier League. A la lista de lugares sin clásico en la pequeña pantalla se suman, al menos, Austria, Canadá y Australia.
Espectadores de pago
Los primeros datos hablan de un partido histórico para la televisión de pago en España con 1.800.000 espectadores, pero fuera la historia cambia. «Primero, es una cuestión de estrategia», argumenta Alavy. La FIFA, por ejemplo, busca que el Mundial se vea en el mayor número de países posible y, además, en abierto. La Liga, en cambio, busca canales de pago que pongan dinero encima de la mesa.
«Los grandes partidos de la Premier tienen más audiencia a nivel global que el clásico»
Luego aparece el manido asunto de los horarios. Aunque el Barça-Madrid no fue el último partido de la jornada, cuando empezaba a rodar el partido en el Camp Nou era ya plena madrugada en Pekín (01.50h) o Tokio (02.50h) y noche cerrada ya para los espectadores de la India (22.50h), unos horarios poco apropiados en el mayor mercado del planeta.
«El clásico tendrá más audiencia que los partidos de la Bundesliga o la Serie A a nivel global pero difícilmente puede superar a los partidos entre los grandes de la Premier League», apunta al teléfono Alavy. El fútbol se juega en Inglaterra en pleno primetime en el mercado asiático, lo que conduce a la audiencia potencial directamente al televisor cuando se enfrentan dos equipos de nivel. En la Liga manda el mercado interno. «Para los espectadores asiáticos es un grave inconveniente», opina Alavy.
Números hinchados
Hablar de audiencias «galácticas» resulta muy goloso cuando los números se utilizan como reclamo. Sucedió con el primer partido que disputó el Real Madrid a mediodía la temporada pasada contra Osasuna. La teoría de que 60 millones de chinos habían visto el partido corrió como la pólvora entre los medios, pero una agencia especializada dejó en poco más de un millón el número de espectadores que siguió el partido en directo.
La final de la Eurocopa fue seguida por unos 250 millones de personas
Los antecedentes cuestionan los 400 millones de espectadores anunciados para el Barça-Madrid. La última final de la Champions League atrajo a unos 300 millones en todo el mundo según datos oficiales, que precisan además que «solo» la mitad siguió media hora o más del Bayern-Chelsea. Tampoco se alcanzaron los 400 millones en la final de la pasada Eurocopa según UEFA, que estimó antes del choque entre España e Italia que verían la final unos 250 millones de personas, con 350 millones conectando en algún momento con el espectáculo.
El espectáculo futbolístico global por excelencia es el Mundial de fútbol. Ahí crece la expectación porque en general el interés crece cuando se pelea a nivel de selecciones, explica Alavy. Según datos recogidos por KantarSport en un informe para la FIFA, la final de Sudáfrica fue seguida por 900 millones de personas en total, aunque solo 619 millones fueron capaces de no cambiar el canal durante al menos veinte minutos. Por países goleó China (38 millones) muy por delante de Alemania, el país europeo donde más se siguió el España-Holanda. Eso sí, la FIFA remarca que estos números no recogen a los que bajaron a la calle para ver el choque.