El pulso del verano, la negociación interminable del Real Madrid para fichar a Gareth Bale, descubre a uno de los presidentes más incómodos para sentarse a negociar, Daniel Levy, presidente del Tottenham Hotspur y experto en eternizar las ventas de sus jugadores con el objetivo de inflar su precio y hacer más caja. En el caso de Bale el precio ronda ya los 100 millones de euros que convertirían la operación en la más cara de la historia del fútbol.
Licenciado en Economía con matrícula de honor en la Universidad de Cambridge (Estados Unidos), Levy ha demostrado durante los últimos veranos ser un excelente negociador, experto de «rascar» en el bolsillo de los grandes clubes y capaz también de atar futbolistas interesantes a precio de saldo. Nacido en Essex, al oeste de Londres, Daniel Levy ocupa el sillón presidencial del Tottenham desde 2001 como copropietario del grupo ENIC, un conglomerado que se dedica a inversiones deportivas, eventos y medios que desde hace décadas se lanzó a la aventura de controlar equipos de fútbol.
Desde su puesto en ENIC, Levy ha desempeñado cargos directivos en clubes como el AEK de Atenas, el Slavia de Praga, el Vicenza italiano o el Basilea suizo antes de convertirse en el director del mítico Rangers escocés, desde donde saltó al Tottenham en el año 2001, cuando ENIC se hizo con el control del equipo, a un paso de la bancarrota. Durante la última década, los Spurs han vuelto a la primera línea del fútbol británico, inalcanzable desde los años sesenta para el club del norte de Londres.
Sin problemas de liquidez
Los éxitos sobre el terreno de juego han ido acompañados de una más que notable gestión en los despachos, mérito de Levy, que ató a Gareth Bale por unos 15 millones de euros cuando solo tenía 18 años. Ahora, el galés podría salir del mítico White Hart Lane por más de 100 millones rumbo al Real Madrid. Un traspaso que amenaza con superar al de Cristiano Ronaldo como el más caro de la historia, aunque Levy se mantiene en su negativa a dejar marchar al futbolista, que tiene contrato con los Spurs hasta 2016. Mientras tanto, el precio de Bale sigue subiendo.
La táctica de Levy es clara, especialmente porque el Tottenham no tiene apuros económicos y aspira a meterse en la batalla por la Premier League, de ahí que tanto para los aficionados como para el entrenador André Villas-Boas, resulte fundamental mantener a Bale en la plantilla.
Fichajes de última hora
El presidente del Tottenham ha encarecido durante los últimos veranos el precio de alguno de sus futbolistas con negociaciones larguísimas cerradas a menudo a última hora. Fue el caso del croata Luka Modric, pretendido por el Chelsea de Abramovich en 2011, que llegó a ofrecer por él 31 millones de euros. Levy se negó a vender al futbolista a un club rival y un verano después acabó siendo vendido al Real Madrid por unos 38 millones, más del doble del dinero que desembolsó el club inglés para fichar al jugador en 2008.
Levy estuvo a punto de acabar con la paciencia de Rafael van der Vaart, que llegó a Londres el 31 de agosto de 2010, solo dos horas antes de que se cerrara el mercado de fichajes, a cambio de 11 millones. Dos temporadas después, también el último día del mercado, el holandés salió del Tottenham rumbo al Hamburgo por unos 13 millones. Otro negocio redondo, como la venta de Peter Crouch al Stoke City por 11 millones, la de Michael Carrick al Manchester United por 27 o, especialmente, la de Dimitar Berbatov también al United el último día del mercado de fichajes de 2008 a cambio de 38 millones de euros.
Acostumbrado a llevar al límite las negociaciones, Levy dejó su sello en el pasado mercado de fichajes, cuando cerró las contrataciones de Emmanuel Adebayor, Mousa Dembélé, Clint Dempsey y Hugo Lloris durante la última semana de agosto. A menudo, eso le ha servido para llevarse jugadores a precio de saldo, caso del prometedor alemán Lewis Holtby fichado por menos de 2 millones de euros.