El fútbol español tiene por fin un nuevo modelo de explotación de los derechos de retransmisión, exigencia de los clubes más humildes desde hace años para cerrar la brecha respecto a Real Madrid y Barcelona, los dos gigantes que lo acaparan todo. Ante la imposibilidad del acuerdo entre los equipos ha intervenido el Gobierno con un decreto ley que impone la venta conjunta centralizada y establece un reparto más equilibrado entre los clubes que, sin embargo, probablemente no entrará en vigor de forma íntegra hasta dentro de seis años.
El decreto impide que clubes como Madrid o Barcelona reduzcan sus ingresos en beneficio del resto de equipos
Un cambio a paso de tortuga para solucionar un reparto desigual, tachado como injusto en España y en Europa porque la diferencia entre lo que ingresan los grandes y los clubes más humildes por los derechos televisivos es insultante. Real Madrid y Barcelona han ingresado esta campaña alrededor de 150 millones de euros, una cifra que ni siquiera alcanzan los grandes de la Premier League con el actual contrato, pese a que el montante total supera en más del doble lo que recauda la Liga. Eso es posible porque la clase menos pudiente del fútbol español percibe una cantidad irrisoria, tanto que la desproporción entre el que más gana y el que menos no tiene rivales en el resto del fútbol europeo.
El Gobierno interviene en el fútbol porque, en primer lugar, lo considera como un «extraordinario motor de crecimiento económico» a pesar de que los clubes aún deben a Hacienda, es decir, a todos los españoles, más de 500 millones de euros. El texto impone un nuevo modelo de venta y reparto por «interés general» y argumenta la intromisión en un mercado estrictamente privado por la relevancia social del fútbol, la demanda de un nuevo modelo por parte de varios sectores implicados y por la necesidad de promover la competencia en la televisión de pago, lo que probablemente se traduzca en un futuro con la eliminación del partido en abierto. A pesar de que siempre se apunta al modelo de la Premier League como referencia el texto, que ya ha sido publicado en el BOE, se acerca más a los modelos del fútbol francés o italiano. Y, lo que es más preocupante, establece una cláusula que salvo sorpresa se traducirá en que este nuevo sistema no se podrá implementar íntegramente hasta dentro de seis temporadas.
Una decreto urgente a paso de tortuga
Los equipos tienen garantizado por ley como mínimo el dinero que han percibido por los derechos audiovisuales esta temporada. Eso quiere decir que Real Madrid y Barcelona no podrán ver reducidos sus ingresos para que se redistribuyan entre el resto de clubes, de forma que se antoja imposible que el nuevo sistema se ponga en funcionamiento a corto plazo. La Liga necesita elevar sus ingresos hasta aproximadamente 1.600 millones de euros por temporada para que el nuevo reparto sea efectivo, algo que se antoja muy difícil salvo que entre con fuerza un nuevo operador como Al Jazeera a través de su filial BeIN Sports. El otro elemento decisivo para conseguirlo será la venta de derechos en el mercado exterior, que el propio Gobierno entiende que mejorará considerablemente al venderse de forma centralizada en lugar de operador por operador. Aún así, está por ver si la Liga puede aguantar el tirón de la Premier League tanto en el mercado asiático como en el norteamericano, amén del empuje de la Bundesliga que ya figura por delante del fútbol español en numerosos países.
La Liga necesita ingresar más de 1.600 millones de euros para hacer efectivo el nuevo reparto
Una vez sea posible el nuevo reparto, el texto publicado en el BOE impone que el 92 por ciento de todos los ingresos televisivos irá a parar a las arcas de los clubes profesionales; nueve de cada diez euros para los equipos de Primera y uno de cada diez para los de Segunda. El ocho por ciento restante se repartirá entre las instituciones -LFP y RFEF-, el fútbol femenino, la Segunda División B y un fondo de rescate para los clubes que pierdan la categoría. Todos estos actores verán implementada su partida de ingresos respecto al modelo actual, aunque el pago de las deudas con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social tendrán prioridad sobre todas estas partidas. El reparto entre los equipos de Primera División se realizará a partir de la siguiente fórmula:
- El 50 por ciento se dividirá a partes iguales entre los equipos
- El 25 por ciento se repartirá en función de los resultados de las últimas temporadas
- El 25 por ciento se repartirá según la implantación social de cada club
El modelo premiará a los equipos que mejor rendimiento exhiban a lo largo de la temporada. Dentro de esta partida, la clasificación de la última Liga tendrá un peso del 35 por ciento, frente al 20 por ciento de la campaña anterior y del 15% de cada una de las tres anteriores. La cantidad asignada se calculará año a año de acuerdo con unos porcentajes impuestos por ley que reservan el 17 por ciento del dinero reservado para cada año al campeón y un 0’25% al último clasificado. Queda por ver cuánto les corresponderá a los equipos que en esas campañas se encuentren en otras categorías.
El último factor de reparto se articula como una especie de cajón de sastre que en la práctica garantizará que los clubes más grandes se lleven más dinero que el resto. El decreto ley especifica que esta partida se divide en tres tercios; la primera parte corresponderá a la recaudación en abonos y taquilla de las últimas cinco temporadas, mientras que los otros dos tercios saldrán de la «generación de recursos por la comercialización de las retransmisiones televisivas». Una curiosa fórmula que premiará por partida doble a los equipos que más dinero consigan con la venta de sus entradas y que, por otro lado, tengan más tirón en los partidos televisados. Real Madrid y Barcelona parten con una enorme ventaja, así que el texto impone un techo del 20% y un suelo del 2 por ciento, aunque probablemente un puñado de equipos se muevan por el mínimo y los dos peces gordos ronden el máximo.
El modelo americano
El ministro Wert explicaba que el nuevo modelo garantizará que se reduzca la proporción entre lo que ganan los grandes y los más humildes; en una primera fase esa proporción se reduciría a 4,5 veces y a medida que el montante total crezca llegaría hasta las 3,5 veces con unos supuestos ingresos previstos de 1.500 millones de euros. Esa proporción mejora drásticamente la actual situación de la Liga pero se queda a un mundo de otros sistemas que ya están en funcionamiento: la proporción de la Premier League es de 1,54 mientras que en la Bundesliga se utiliza un sistema de puntos que impone una proporción de 2 a 1 entre el primer y el último clasificado.
El nuevo modelo se queda lejos de la proporcionalidad del fútbol inglés o el alemán
Para muchos expertos el alemán es el más equitativo ya que solo tiene en cuenta criterios deportivos y garantiza una distribución lineal entre todos sus clubes, aunque ello perjudique claramente al Bayern de Múnich, que ingresa menos de la mitad que sus competidores directos en Europa. Al otro lado del Atlántico el modelo de referencia es el de la liga de fútbol americano, la NFL, que estableció hace décadas un modelo mucho más agresivo por el que todas sus franquicias -no existen los ascensos y descensos- se llevan exactamente lo mismo por los derechos de retransmisión, independientemente de sus resultados deportivos. así, la temporada pasada cada uno de los equipos ingresó por este concepto 188 millones de dólares. Una medida encaminada, como el draft o el techo salarial, a incentivar la competitividad entre los equipos y asegurarse de que a lo largo de una década prácticamente todos los equipos tienen la posibilidad de ganar la Super Bowl.
En definitiva, la Liga se encamina a un reparto más equilibrado de los derechos de retransmisión pero lo hará a paso de tortuga por la cláusula que garantiza a Real Madrid y Barcelona que no perderán su nivel de ingresos actual salvo que el fútbol español logre doblar sus ingresos en tiempo récord. Un partido casi imposible.
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