Champions League — 18 de febrero de 2015 | 12:11

Los ladrillos de Di Matteo

El pragmático entrenador italiano aspira a dar la campanada contra el Real Madrid con un planteamiento ultradefensivo

Un texto de

NK Maribor v FC Schalke 04 - UEFA Champions League

Ladrillos y mortero. En Alemania tienen clara la filosofía que predica Roberto Di Matteo, técnico del Schalke 04, para medirse este miércoles contra el Real Madrid en la ida de los octavos de final de la Champions League (20:45h, C+ Liga Campeones) con el objetivo de impedir que se repita la masacre de la temporada pasada, con aquel 1-6 que señaló el rumbo de los blancos hacia la final de Lisboa. Gelsenkirchen afronta hoy el partido con más confianza, a pesar de que las piezas del tablero son prácticamente idénticas. El secreto está en el hombre que las mueve. 

La afición minera respalda a Di Matteo a pesar del aburrido estilo de juego

Nunca un triunfo se evaporó tan rápido como el de Di Matteo, el único entrenador capaz hasta ahora de brindar una Champions League al todopoderoso Roman Abramovich. El mérito de ese triunfo se le atribuye siempre a los jugadores pese a que en los últimos años solo gigantes como Sir Alex Ferguson, Pep Guardiola, José Mourinho, Carlo Ancelotti o Jupp Heynckes han logrado subir ese último peldaño de los campeones. Todos lo han hecho por partida doble salvo Di Matteo, que a estas alturas todavía no ha completado una temporada en el banquillo de un equipo potente. Ahora tiene la oportunidad de conseguirlo en el conjunto minero del Schalke 04 donde su forma de entender el fútbol no recibe tantas críticas como en Inglaterra.

«La gente puede decir lo que quiera, tenemos éxito con este sistema. Y si ganamos, ¿por qué deberíamos quejarnos?», resume el mejor escudero del entrenador, el capitán Benedikt Höwedes. El Schalke ocupa la cuarta posición en la Bundesliga y apenas ha encajado seis goles en los últimos nueve encuentros, señal de que la fortaleza levantada por Di Matteo funciona. Sus críticos, eso sí, le señalan por su roñoso fútbol ofensivo. Hasta en su propia casa. Diez días atrás Horst Heldt, director deportivo, criticó el planteamiento del italiano en el empate a uno contra el Bayern de Guardiola, que jugó casi todo el partido con diez. «Podríamos haber sacado algo más si nos hubiésemos abierto un poco», resumió.

El futbolista culto

Los reproches jamás han inmutado a Roberto Di Matteo, un hombre de mundo que habla alemán, inglés e italiano pero que apenas regala palabras a los periodistas. «Mi hermana es ciega. A menudo pienso en la suerte que he tenido yo y en la mala suerte que ha tenido ella. Si he llegado hasta aquí también es porque sé cuáles son los verdaderos obstáculos en la vida», respondió una vez cuando le preguntaron si lo suyo era una cuestión de suerte. Agradecido a la vida, amante de la comida y el vino como buen italiano, obsesionado con el trabajo como cualquier suizo, amable en las formas, cinéfilo y fan de grupos como U2 o Simple Red, Di Matteo ha sorprendido a casi todos en Gelsenkirchen. «Es tan bueno que casi da miedo. Su calma hace que todo el mundo le respete», comentaba semanas atrás Kevin-Prince Boateng. 

Di Matteo fue un centrocampista querídisimo en Stamford Bridge

Di Matteo siempre fue un tipo particular en el mundillo porque como futbolista ya daba lecciones tácticas en el vestuario, un chico listo que sabía leer los partidos y acostumbraba a actuar como director de orquesta sobre el césped. Jugaba de centrocampista pero podía actuar de líbero o allá donde se le necesitase. Abandonó su querida Italia para probar fortuna en Inglaterra y aterrizó en Stamford Bridge, donde se ganó a la afición desde el minuto uno por su entrega, su sencillez y sus tremendos disparos lejanos. Pasó a la historia al marcar un golazo desde 30 metros a los 42 segundos de comenzar la final de la FA Cup de 1997 y jugó en total 119 partidos con la camiseta «blue» hasta que una fractura le obligó a despedirse del balón.

Di Matteo fue de esos pocos futbolistas que nada más colgar las botas retoman los libros para asegurarse un futuro a largo plazo. En Suiza se diplomó en Administración y Dirección de Empresas, abrió dos pizzerías en Londres y como le seguía picando el gusanillo del fútbol se apuntó a un curso de entrenador. Comentarista habitual de los partidos de fútbol italiano en los canales ingleses se ganó su primera oportunidad como entrenador en el modesto Milton Keynes Dons al que llevó a luchar a la promoción por el ascenso de categoría. Luego fichó por el West Bromwich Albion donde permaneció año y medio, allí fue nombrado mejor técnico del mes por la Premier League pero tuvo que hacer las maletas después de una dolorosa derrota contra el Manchester City.

Oportunidad para reivindicarse

Volvió a su casa, Stamford Bridge, de la mano de André Villas-Boas como ayudante. El despido del entrenador portugués en la primavera de 2012 le convirtió en entrenador interino del Chelsea y resolvió la papeleta de la mejor manera posible, levantando la FA Cup en Wembley y la Champions League en Múnich después de eliminar al Barcelona en semifinales y doblegar por penaltis al Bayern en la gran final. La prensa inglesa le encasilló como «mejor técnico interino de toda la historia» y jamás se pudo separar de esa etiqueta porque Abramovich no le veía como entrenador de su Chelsea, así que ocho meses después de su inesperado triunfo salió por la puerta de atrás tras caer eliminado en la Champions League en la fase de grupos.

El pasado otoño llegó la llamada del Schalke, que se fijó en él para levantar un equipo sin rumbo en la Bundesliga y eliminado de la Copa alemana. Su llegada fue aplaudida por prensa y afición, pero el asunto se torció con la humillante manita ante el Chelsea de Mourinho en la fase de grupos. Aquello fue el punto de inflexión para un grupo que desde entonces mira hacia arriba gracias a un sistema muy rocoso basado en un 5-3-2 con tres centrales más un centrocampista defensivo; los goles son asunto del sorprendente Choupo-Moting y del viejo zorro Klaas-Jan Huntelaar que conoce muy bien al Real Madrid. El libreto de «Roberto di Mörtel» está claro, la cuestión es si su fortaleza aguantará las acometidas de todo un campeón de Europa.

Víctor Pérez

Víctor Pérez es periodista. Licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III, fundó en 2001 FIFA-Champions para organizar torneos internacionales online del popular videojuego de EA Sports. Desde 2003 trabaja en el desarrollo de esta web como plataforma de información deportiva, que ha llegado a tener su propia revista interactiva, radio online y foros con una comunidad de más de 10.000 miembros. Durante los últimos tres años ha trabajado en la sección de deportes del diario ABC

More Posts - Website

Follow Me:
TwitterLinkedInGoogle Plus