A sus 31 años Mohamed Zidan regatea la cárcel con idéntica soltura con la que dejaba atrás rivales en la Bundesliga, cuando era una estrella del Mainz 05 o un fijo para Jurgen Klopp en el Borussia Dortmund. El penúltimo faraón del fútbol egipcio permanece en paradero desconocido después de haber sido condenado por un tribunal egipcio a seis años de prisión por emitir tres cheques sin fondos.
La vida de Zidan siempre fue una montaña rusa, infinitos los altibajos desde que intentó dar sus primeros pelotazos en su Port Said natal. Allí el Al-Masry, el equipo más notable de Port Said, le rechazó cuando todavía era un niño por su falta de habilidad para ejecutar pases. La familia Zidan se mudó poco después a Dinamarca, así que el pequeño Mohamed probó fortuna en media docena de clubes y escuelas deportivas locales. Todos le cerraron la puerta.
Las negativas obligaron al pequeño Zidan a refugiarse en el parque para alimentar su sueño de emular los regates, gestos y goles de Ronaldinho, Zidane y compañía. Hasta que un día en uno de esos ratos perdidos en el parque con el balón le descubrió el ojeador de un modesto equipo que le ofreció el primer contrato de su vida. Zidan tardó en adaptarse a su rol en el Akademisk Boldklub, pero sus números comenzaron a brillar en su tercera temporada en el equipo, con 11 goles en 29 partidos. Al finalizar la liga Zidan se convirtió en fuente de liquidez para las delicadas cuentas del Boldklub y voló al FC Midtjylland en el que se convirtió en el máximo goleador del campeonato y también ídolo de la afición, que apodó el estadio del club como el “Zidan Arena”.
Rápido, habilidoso, con visión de juego y un gran remate, Zidan no tardó en llamar la atención de varios equipos grandes. Los resúmenes internacionales exhibían cada semana los excelentes movimientos de Zidan mientras la prensa danesa más sensacionalista se frotaba las manos con sus constantes escándalos. El futbolista egipcio fue condenado en dos ocasiones dos veces por agredir a su pareja y otra más por aparecer en un programa de televisión con un reloj robado. «Lo compré a alguien en las calles de Copenhague, pensé que era una copia barata y pagué 2,500 coronas [alrededor de 450 euros]», explicó Zidan a la policía para explicar cómo llegó a su muñeca el reloj valorado en más de 25.000 dólares.
Luces y sombras en Alemania
La Bundesliga no fue un territorio sencillo para Zidan. Brilló como cedido en el Mainz 05, pero se vio envuelto en una enorme polémica con su selección al no responder a la llamada de la Federación para jugar la Copa de África. Se especuló con su renuncia al combinado nacional, pero el futbolista se excusó tiempo después con una lesión y atacó a la Federación por contactar con su equipo y no con él directamente. Las lesiones tampoco dejaron tranquilo al «Faraón» Zidan, que alternó temporadas notables con otras casi desaparecido, lo que le llevó a cambiar cinco veces de equipo en cinco temporadas, hasta que aterrizó en el Borussia Dortmund de Jürgen Klopp, con el que coincidió en el Mainz y uno de sus mayores defensores. «Es como un padre para mí», llegó a decir en una entrevista. Durante las dos primeras campañas fue pieza clave del equipo, más de 30 partidos jugados, lo que disparó su cotización. Brilló también con Egipto, con la que se reconcilió y logró liderar para conquistar la Copa de África en 2008 y 2010. Se habló del supuesto interés de Arsenal, Manchester United e incluso Barcelona. Lo hizo, táctica recurrente para “vender” futbolistas, su propio padre en declaraciones a Sky Sport.
Ese salto en su carrera jamás llegó a producirse, en parte por una grave lesión de rodilla pero también por sus continuas controversias fuera del campo. En el verano de 2010 protagonizó un curioso episodio, recluido durante semanas en Egipto porque debía cumplir con el servicio militar obligatorio que había regateado antes al ser el único miembro de la familia con los ingresos. Al hacerse mayor uno de sus hermanos la situación cambió. «No voy a escapar, podría ir a la cárcel o me podrían prohibir la entrada al país», dijo. Al final, se libró precisamente por sus problemas con la rodilla.
Zidan regresó al Mainz 05 en su última temporada en la Bundesliga, logrando marcar en los primeros seis partidos para destrozar un viejo récord de Freddy Bobic. El club le ofreció renovar un año más su contrato, pero él se negó y eligió volar a Emiratos Árabes para jugar con el Baniyas. Su aventura por el Golfo Pérsico duró apenas seis meses, ya que Zidan decidió rescindir su contrato en enero de este año. Desde entonces, ni un partido, apenas un par de apariciones como comentarista de Al-Jazeera Sports, pero sin anunciar siquiera su retirada del fútbol profesional.
Lazos con los Mubarak
Al-Ahram, el diario de mayor de circulación en el país con más de un siglo de historia, anunciaba este miércoles que un tribunal egipcio había condenado a Mohamed Zidan a seis años de prisión acusado de estafa por emitir tres cheques sin fondos a una entidad inmobiliaria. El problema es que nadie encuentra a Zidan, ausente en el juicio, desaparecido para las autoridades y perdido también del radar de los parabólicos desde hace tiempo por sus constantes cambios de aires.
El caso se complica por la amistad del futbolista con Alaa Mubarak, hijo del exdicator Hosni Mubarak. «Somos amigos desde hace tiempo. No tengo nada que ver con la política», se defendía años atrás Mohamed Zidan, que según fuentes militaras, fue la primera persona ajena a la familia en visitar a Alaa en la prisión de Tora, donde permanece bajo custodia acusado de fraude bursátil. A pesar de que Zidan negó su visita a la cárcel la noticia causó un enorme enfado entre los aficionados egipcios al fútbol. La caída del penúltimo «Faraón».