Fútbol Internacional — 8 de agosto de 2009 | 16:55

La Supercoppa de Pekín viaja a Roma: Un Inter sin magia

Un texto de

Que dos equipos italianos se vean las caras en el National Stadium de Pekín en el mes de agosto no tendría que representar sorpresa alguna. Ahora, que hay un título en juego y que este sea la Supercopa del Calcio agiganta y de qué manera el estupor de los tiffosi. Ni los aficionados del Inter ni los de la Lazio han podido gozar del estreno oficial de sus plantillas.

En las gradas, miles de seguidores chinos con camisetas nerazzurras y laciales que no escapaban a la traducción de su publicidad. La razón, el taquillazo, el desenlace, la derrota interista. El que fuera traductor, José Mourinho, ha visto como su equipo no se aclimataba al nuevo escenario en el que se ha visto envuelto. Pese a buscarlo más que su rival, pese al gol de Samuel Eto’o.Supercopa Tim ’09. Día clave para que ‘Mou’ nos mostrara las nuevas maneras del Inter 09/10. En la memoria, aquélla Supercopa del año pasado ante la Roma. En ella, el Inter embelleció su juego y de la mano de combinaciones mortales entre Ibrahimovic, Muntari y los extremos, presagio de que algo iba a cambiar respecto a la etapa de Roberto Mancini. Al final acabó siendo un sucedáneo de lo visto anteriormente, pero al menos partía de otra idea, de un concepto distinto. La eficacia arriba, la fuerza del centro del campo y la gran organización defensiva pueden volver a llevarles a la consecución de la Serie A. Sin embargo, esta nueva propuesta tiene síntomas de mala segunda parte que difícilmente aspirará al anhelado trono europeo.

Empezando por Samuel Eto’o, que ha hecho un buen partido, observamos las pequeñas diferencias respecto al año pasado. Con Diego Milito de pareja, a lo único a lo que se puede remitir es a dar el balón de cara a la segunda línea, especialidad del argentino, o a buscar espacios en la espalda de la defensa rival. No hay imaginación, no hay otra idea distinta. En definitiva, no está Ibrahimovic. Thiago Motta aumenta la calidad del centro del campo, pero no así la combinación con la delantera. Stankovic y Muntari son llegadores, pero su capacidad creativa es limitada. La conclusión más positiva es la presencia de Lucio en el eje de la zaga. El ex del Bayern aporta una gran salida de balón y refuerza la presencia aérea tanto en zona defensiva como atacante.La Lazio se ha dedicado a esperar la mayor parte de partido. Bien posicionados atrás y cediendo el balón a un Inter que no sabe conservarlo era la mejor de las comodidades. Hasta que ha llegado el extraño rebote en Matuzalem. Ni él ni Zárate han brillado, pero el brasileño estaba en el lugar indicado en el momento justo. Igual que Rocchi. ¡Qué listo es! El segundo tanto es de gran belleza, pero también de soberbia inteligencia. Ante la contundencia y humillación del marcador, Mourinho ha tirado de vieja escuela y ha vuelto a optar por una de sus tácticas preferidas. Romper el partido incluyendo a todos los delanteros de la convocatoria. Deberíamos bautizarla.

Es en esas cuando ha aparecido Balotelli. De largo, el atacante más imaginativo, de mayor clase y de mayor progresión que tiene el Inter en sus filas. Mario es diferente, puede ver cosas que los demás no ven y sabe aprovecharlas. De sus pies nace el tanto de Eto’o, que al final sólo ha servido de anécdota individual. Pero también en su cabeza se han forjado los intentos más ilustres para llevar al equipo a la prórroga. ¿El problema? Su difícil carácter, su mal comportamiento, su sobrevaloración. Con Mourinho en el banquillo pueden pasar dos cosas. Qué logre enderezarlo y crezca exponencialmente o que caiga en el definitivo olvido. Que Eto’o tire las faltas que le corresponden al joven italiano no es un buen inicio. El salto de calidad, el dejar de ser un equipo plano para adquirir nuevas formas pasa por Balotelli. Es la solución. La complicada solución.

 

Print