Una redada contra la mafia empaña la imagen de Vincenzo Iaquinta, respetado y querido en Italia como uno de los héroes del Mundial de 2006. El delantero, retirado desde el pasado verano, se ha visto envuelto en una operación contra la ‘Ndrangheta llevada a cabo por la policía, que ha encontrado dos pistolas del exjugador en casa de su padre, uno de los 117 detenidos.
Año y medio después del truculento episodio de Fabrizzio Miccoli, otro jugador vuelve a quedar marcado por su relación con la mafia, el verdadero cáncer del sur de Italia. Ahora es el turno de Iaquinta, aunque el caso es diferente porque la policía no acusa al exjugador de la Juventus sino a su padre, uno de los detenidos en la última operación de los carabinieri contra la poderosa y violenta ‘Ndrangheta.
Los investigadores han encontrado dos pistolas de Vincenzo Iaquinta, que dispone de permiso de armas, en una caja fuerte escondida en el sótano de la casa de su padre. El problema es que Giuseppe Iaquinta tenía prohibida la tenencia de armas de fuego en su residencia, por lo que su hijo podría responder a una acusación por posesión ilegal de armas de fuego.
El padre del jugador estaba en la mira de la policía desde la primavera de 2012, cuando acudió a un restaurante de Quattro Castella, un pequeño pueblo de Emilia-Romaña, donde compartió mesa y mantel con algunos responsables de la célula mafiosa y algún que otro mando político como el concejal de Forza Italia Giuseppe Pagliani, también detenido durante la operación. Ambos están acusados de asociación ilegal de tipo mafioso criminal.
El nombre Vincenzo Iaquinta aparece en los papeles del magistrado de Bolonia a cargo de la operación ya que también acudió junto a su padre a alguna de las reuniones de los sospechosos en las que se habrían tratado asuntos de importancia para el desarrollo económico de la célula. Pero el jugador solo tiene que responder por no haber retirado las armas de la casa de su padre. Por su parte, Giuseppe Iaquinta, según el juez, habría utilizado el nombre de su hijo para acercarse al círculo mafioso, aunque no tendría ninguna relación con los delitos de sangre a los que se acusa a esta red mafiosa que se sospecha que podría estar detrás de medio centenar de asesinatos.