Que Angela Merkel apueste por una victoria del Bayern en la final de la Liga de Campeones parece algo más que una cuestión de orgullo nacional. En el Allianz se enfrentarán dos maneras de entender y gestionar el fútbol. El férreo control del gasto de los bávaros frente al ingente gasto económico que caracteriza la gestión del oligarca ruso Roman Abramovich en el Chelsea. Casi como si Milton Friedman y John Keynes se vistiesen de corto en Múnich, aunque esa sea otra batalla bien distinta.
El City gastó 930 millones de euros en levantar la Premier
El despilfarro apunta al resto de ligas europeas: España, Italia, Francia e Inglaterra. Los números delatan a Roman Abramovich, que todavía no ha logrado levantar una Champions pese al ingente gasto que ha caracterizdo su gestión. En el último curso financiero el Chelsea perdió 108 millones de dólares mientras que el Bayern cerró el año con algo más de un millón de ganancias. Pero las cuentas del Chelsea no son las únicas que preocupan en Inglaterra. Según los cáculos del Daily Telegraph el Manchester City ha gastado 930 millones de libras en alzar de la Premier League. El United, líder en ingresos, tampoco puede sacar mucho pecho por culpa de una gigantesca deuda que ha enfrentado a los aficionados con la familia Glazer.
La renovada Bundesliga
La burbuja del fútbol es mucho menor en Alemania, donde los equipos no pueden endeudarse hasta las cejas ni pasar a manos de multimillonarios ya que ningún particular puede tener la mayoría de acciones de un club. Así la Bundesliga parte con ventaja ante el «Juego Limpio Financiero» de la UEFA que ya ha obligado a apretarse el cinturón a clubes de Italia, España e Inglaterra especialmente en salarios para no caer en números rojos y quedar fuera de las competiciones europeas.
El éxito del fútbol alemán es notable también en las gradas de los estadios que año a año son los más poblados del continente gracias al precio asequible de las entradas y a un calendario fijado con antelación para facilitar los viajes del público. Una remozada Bundesliga que se ha acercado a su público y gracias a los éxitos de sus clubes cuenta con una plaza más en la Liga de Campeones desde este año -a costa de Italia- y una mejora sustancial en el contrato televivo, lo que supone un aumento de ingresos para todos, aunque los números todavía estén lejos de de la Premier.
El ejemplo alemán
El Bayern usó el dinero de Audi para devolver antes el préstamo que pidió para levantar el estadio
Así, saneado y sin urgencias llega el Bayern a su novena final de la Copa de Europa. Jugará en casa, en el Allianz Arena de Múnich, y no sería extraño que Abramovich acuda al estadio con una sana sensación de envidia. El Chelsea estudia desde hace años la mudanza del viejo Stamford Bridge, que cuenta con un aforo limitado, a orillas del río Támesis. Dos maneras de entender el fútbol con el mismo objetivo: el trono del fútbol europeo.



