Agustín Devoti · Balón Europeo
Palabras más, palabras menos para un derby flojito… muy flojito. Uno se sienta frente a la pantalla con esperanzas de ver un gran encuentro, entre dos titanes, y sale esto. En fin, Inter y Juventus nos regalaron un par de bostezos y grandes decepciones, aunque por tramos, el encuentro tomó cierto vuelo, por así decirlo. A pesar de todo, nos quedamos con algunos detalles, de esos que no se pueden dejar pasar. Los locales no estuvieron finos, pero la visita tampoco inquietó lo suficiente. El resultado: venció el cuadro más oportunista, el destino esta vez estuvo a del lado neroazzurro.
Ya este duelo llegaba con morbo desde el banquillo. La polémica, fiel aliada de José Mourinho, ante la presencia de un viejo conocido como Ranieri. Valen aclarar los enfrentamientos previos entre ambos entrenadores, cuando Mou le dijo a los periodistas que le enseñaran a Claudio a ganar una Champions, tras quedarse en las puertas de la definición con el Chelsea. Mientras que el DT italiano confesó que ver al club blue comandado por el luso le provocaba dolores oculares. Todos condimentos que le daban un gustito especial a otra edición de este añejo enfrentamiento. Sin embargo, ambos comandantes no supieron llevar su nave a buen puerto. El portugués, lamentablemente, nos tiene acostumbrados a un desorden táctico en su equipo que asombra. Un día tres puntas, otro juega con enganche, luego elige un 4-4-2, todo esto sumado a los repentinos cambios de nombres que sufre el cuadro interista. Ranieri, fiel a su táctica, buscaba inquietar al líder con Del Piero, Nedved y Amauri.
Ambos conjuntos no dieron talla, pecaron con su preocupante falta de futbol. Pero en otro aspecto coincidieron: buscaron constantemente a su hombre clave para remediar este asunto. Ibrahimovic tuvo flashes fabulosos de toque, control y descarga, sobre todo en la primera parte. ¿Y Del Piero? Se podría decir que no fue la noche de Pinturicchio, bastante flojito en ataque, a pesar de estar bien descansado. Físicamente bajo, y en cuanto a futbol se contagió de sus compañeros. Pero el futbol siempre da revancha, y así pasó cuando Alex estuvo a punto de dejar el marcador en tablas, justo en el momento que la Juve reaccionó tras la bofetada interista.
Nombrábamos al oportunismo como protagonista del partido, pues este apareció a los 72’, en los pies de Sulley Muntari. Tras un pelotazo, el insistente Adriano batalló un balón con la defensa bianconera (sin dudas la peor línea del equipo). Casi por azar Zlatan controló la pelota, y tras un ‘centro-arco’ el ex volante del Portsmouth empujó el balón a la red. Casi sin querer el ghanés vencía a un Manninger más preocupado por el juez de línea que por obstruir el remate de su rival. Primer gol oficial con la casaca del Inter para el africano, tal vez uno de los más importantes de su carrera.
La Juve, levemente superior en la segunda parte, intentó llegar a la igualdad con más ganas que claridad. El ingreso de Camoranesi le dio un aire nuevo a la banda derecha, e incluso Marchisio fue un digno reemplazante del lesionado Tiago. Tal vez la instantánea baja del portugués condiciono a Ranieri en su decisión de incluir a Iaquinta por un apagado Amauri, y no arriesgarse a quitar uno de sus volantes.
Victoria sin claridad pero fundamental para este Inter que a pesar de no encontrar su mejor forma comienza a despegarse del resto, en la vanguardia de la tabla. El abrazo de los jugadores demuestra unión y sacrificio, pero el futbol por ahora brilla por su ausencia. Todo será cosa de que Mourinho meta mano, y que tal vez, el oportunismo vuelva a estar del lado del campeón defensor.