España se juega algo más que su estrella en el majestuoso Maracaná, herida en su orgullo la selección de Vicente Del Bosque por la hecatombe del estreno ante Holanda y obligada a superar a la notable Chile para mantenerse con vida en Brasil. Un partido de vértigo, una final, para la campeona. (España-Chile: 21.00 horas, Telecinco y Gol Television)
La selección juega al borde del precipicio, sin margen de error, como ya sucedió cuatro años atrás en Sudáfrica. Entonces España se levantó de la mejor forma posible del bofetón del debut con un notable partido ante Honduras, con su reconocible estilo por bandera y un extra de verticalidad: la papeleta se solventó con dos goles de Villa. Fuera nervios, la selección ya no frenaría hasta la inolvidable final de Johannesburgo. Un espejo en el que mirarse para esta selección, destronada por muchos, que tiene todavía argumentos de sobra para no dejar de soñar.
Tiene ganas España de medirse a Chile para reivindicar una camiseta hecha añicos, cuestionado de arriba a abajo el estilo, los jugadores, la pizarra, el banquillo y hasta el lugar de entrenamiento. La derrota ha destapado todos los fantasmas de un equipo brutal que ha mantenido un nivel increíble durante los últimos seis años. Ninguna selección ha brillado durante tanto tiempo como la española, de ahí las ganas desde todas partes de acabar con el cuento de hadas. La talla del escenario añade todavía más interés a un duelo crítico para los campeones porque no existe estadio en el mundo como Maracaná, territorio sagrado para el fútbol y paisaje de la dolorosa derrota de España el verano pasado en la final de la Copa Confederaciones. Ganar aquí sería una revancha añadida para una selección muy similar a la de aquella noche, pero ni los tres puntos aseguran cerrar la hemorragia abierta por Van Gaal. España debe convencerse a sí misma de que todavía es capaz de competir entre los mejores, de que su estilo no está agotado.
Una batalla sin red
Manejar la ansiedad parece fundamental porque la frustración conduce al desorden, un enemigo letal especialmente para España, que sufre ante situaciones adversas. «La ansiedad es un término un poco peligroso, porque también se obtiene un mayor rendimiento con una ansiedad controlada», responde Vicente del Bosque, la serenidad en persona, que pide «rebeldía y valentía» para superar un momento delicadísimo. El estilo es inamovible para Del Bosque, lógico porque el discurso es el que ha elevado a esta España nacida para adorar al balón, la brújula de este equipo, pero de todas formas los matices se antojan necesarios para no morir de éxito. «Nos vamos a enfrentar a un adversario valiente y muy intenso, y tenemos que estar a su altura en todo sin perder nuestra identidad, aunque también podemos mezclar otra forma de jugar menos habitual en nosotros pero con la que les podemos hacer daño», sentencia el seleccionador.
El otro gran interrogante que planea sobre España es el físico, fundamental en la batalla contra la combativa Chile. Las sensaciones ante Holanda fueron horribles, fundidos los jugadores a los sesenta minutos y superados en cada balón dividido, en cada carrera. Nadie ha jugado tantos minutos esta temporada como los jugadores de la selección, pero los críticos apuntan a una mala preparación que ya restó puntos al equipo en la Confederaciones: Brasil arrolló en la final a un equipo agotadísimo. España, entonces y ahora, se instala en las ciudades escenario de cada partido con muy pocos días o incluso horas de margen, lo que ha disparado las dudas sobre si es la mejor opción en un torneo tan exigente como Brasil. «La preparación ha sido muy buena», asegura Iniesta, idéntico mensaje al del resto de sus compañeros, que han cerrado filas de puertas para fuera.
Además de sus propias dudas, España se enfrenta en Maracaná contra una Chile de un enorme nivel, dispuesta a la batalla desde el minuto uno al noventa, repleta de posibilidades en la pizarra que Sampaoli ha heredado de Marcelo Bielsa y, sobre todo, con gigantes como Alexis Sánchez, Eduardo Vargas o Arturo Vidal. Futbolistas y gladiadores. «Somos una selección medio suicida, nos gusta presionar arriba, llegar con mucha gente», resume el centrocampista de la Juventus. Chile es un peligro con el balón por la verticalidad de sus centrocampistas, pero a los de Claudio Borghi tampoco les supondrá un problema regalar la posesión en determinadas fases del duelo porque es una selección que juega con soltura al contragolpe, con velocidad para las galopadas de sus mejores futbolistas. Si España no está a tono será una amenaza mayúscula.
Cambios en el once
El duelo en la pizarra será otro elemento importantísimo para desequilibrar el choque, fundamental la aparición de alternativas al juego horizontal de España para sorprender a esta Chile que dirige Claudio Borghi como una fotocopia del combinado de Marcelo Bielsa. Contra España, los chilenos podrían salir con un 5-3-2 para apuntalar una defensa que sufre mucho por arriba y, de paso, intentar remover el árbol con dos carrileros que atacarían las bandas de España, un agujero en el partido contra Holanda porque los medios españoles acostumbran a tirar diagonales y dejan una autopista hasta los laterales. Del Bosque, que maneja varias opciones, quizás se decante por dejar solo un pivota y poblar el centro del campo.
España ya ha derrotado a Chile en Maracaná en el segundo partido de la primera fase de un Mundial. Lo hizo en 1950, con goles de Basora y Zarra, en aquel campeonato que supuso la mejor clasificación de la historia -cuarto puesto- hasta Sudáfrica. Un buen augurio para una España que se juega extender un poco más su brillante historia. La estrella del campeón.
Alineaciones probables
España: Casillas; Azpilicueta, Javi Martínez, Sergio Ramos, Jordi Alba; Xabi Alonso, Sergio Busquets; Iniesta, Pedro, Silva; y Diego Costa.
Chile: Bravo; Isla, Medel, Jara, Mena, Díaz; Aranguiz, Valdivia, Vidal; Alexis Sánchez y Vargas.
Hora: 21:00h (Telecinco y Gol Televisión)
Estadio: Maracaná (76.804 espectadores)
Árbitro: Mark Geiger (Estados Unidos)