NFL · Fútbol Americano, Selección — 1 de mayo de 2015 | 3:05

NFL: Jameis Winston, número uno del draft 2015

Los Bucaneers cumplen los pronósticos y se decantan por el quarterback de Alabama, criticado por sus excesos fuera del campo

Un texto de

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A sus 21 años Jameis Winston es el nombre del día en Estados Unidos, seleccionado como número uno del draft por los Tampa Bay Bucaneers que confían en el joven quarterback de Alabama su proyecto a medio plazo para levantar una franquicia con balance negativo desde hace cuatro temporadas. Los pronósticos se cumplen por tanto con la elección de Winston, gran favorito por sus exhibiciones tanto en la combine como en su etapa universitaria, aunque el debate sobre su figura se prolongará durante varios meses porque el quarterback se ha visto envuelto en mil polémicas fuera del campo durante su brillante etapa al frente de los Seminolas de la Universidad Estatal de Florida. 

La NFL es una increíble máquina de generar dinero, también lejos de la temporada y sin partidos de por medio. Para muestra el draft, ese invento tan americano que reconduce a los mejores jóvenes universitarios a los equipos más débiles de la competición con la esperanza de equilibrar fuerzas. Un evento que en el caso del «football» se ha convertido en un acontecimiento en sí mismo, en una enorme fiesta que se retransmite por televisión con unos índices de audiencia que no tienen nada que envidiar a las finales de la NBA y que ha atraído a cerca de 100.000 fanáticos a Chicago, aparte de las decenas de fiestas que organizan equipos y aficionados en todos los puntos del país. La NFL ha decidido dejar atrás el glamour del Radio City Hall de Nueva York trasladando el draft a Chicago, lo que abre la veda a que en futuras ediciones el evento sea acogido por ciudades como Los Ángeles o incluso Londres, que esperan contar con un equipo a medio plazo. Cuestión de dinero.

El caso es que los Bucaneers se han decantado por Jameis Winston, un talento extraordinario que el año pasado ya se convirtió en el más joven en conquistar el prestigioso trofeo Heisman como mejor jugador de «football» universitario de la temporada. La elección no es baladí porque los «Bucs» necesitan urgentemente un líder nato dentro y fuera del campo, un quarterback capaz de decidir partidos, un ídolo para que la afición vuelva a ilusionarse y, de paso, un tipo con el carisma suficiente como para lavar la cara a la franquicia y acabar de una vez con una maldición que ha marcado a los 21 quarterbacks seleccionados por los Tampa Bay Bucaneers en el draft a lo largo de su historia: ninguno ha llegado a firmar la renovación.

Nadie duda que Winston es un ganador nato. Tiene el físico adecuado para bregar contra unas defensas que poco tienen que ver con las que se ven en el «football» universitario, tiene altura suficiente para ver cómo se desarrollan las jugadas y, sobre todo, tiene un brazo portentoso. Acostumbrado a romper todo tipo de récords, Winston ha ganado sus primeros 26 partidos como titular con los Seminolas de la Universidad Estatal de Florida, un registro inalcanzable durante los últimos 50 años, para acabar perdiendo en la Rose Bowl frente a los Oregon Ducks. Los números hablan de un jugador extraordinario, con 65 touchdowns en 27 partidos y casi 8.000 yardas. Por si fuera poco también tiene capacidad para correr con el balón como demuestran los 7 touchdowns que ha logrando en estos dos años en Florida. Un portento que se mueve con seguridad en el pocket y que no se arruga cuando tiene que salir de él. Tiene la confianza de los más grandes.

Sus críticos señalan que Winston apuesta en demasiadas ocasiones por lo imposible, lo que abre la ventana a posibles intercepciones, más si cabe con las experimentadas secundarias de la NFL: por eso algunos le comparan con Eli Manning, para lo bueno y para lo malo. En la NFL tendrá que aprender a templar los nervios si no quiere dar más ventaja de lo necesario a los equipos rivales.

El jugador más vigilado de la historia

La gran duda sobre el futuro de Jameis está lejos del campo por los numerosos casos de indisciplina que han rodeado al jugador, hasta el punto de que los Bucs han reconocido en las últimas horas que han llegado a contactar con 75 personas de su entorno para hacerse una idea completa de si su carácter podría encajar en la franquicia. Y es que la madurez que Winston exhibe en los partidos se queda ahí. El jugador ha sido acusado de robar patas de cangrejo en un supermercado, multado por subirse a una mesa en el campus y gritar improperios y, sobre todo, se ha visto envuelto en un complejo caso en el que ha quedado señalado por supuestamente violar a una estudiante, a pesar de que no ha llegado a ser acusado formalmente de ello.

«Me violó, lo diré mientras viva porque eso fue lo que sucedió», a llegado a testificar Erica Kinsman, la supuesta víctima que ha saltado a la primera plana de los medios estadounidenses a raíz de «The Hunting Ground», un documental sobre la plaga de abusos sexuales en los campus universitarios del país donde fue entrevistada. Los medios que siguen el caso apuntan a que ni la Universidad ni la policía de Tallahassee han hecho lo suficiente para intentar esclarecer lo ocurrido, dejando entrever que existen intereses en no perjudicar la figura de un deportista de elite. Winston, que ha reconocido -en parte- el robo de las patas de cangrejo y ya fue sancionado por el otro episodio de indisciplina, siempre ha negado las acusaciones de Erica. «Muchos intentan deshumanizarme. La gente me ve como un convicto y yo jamás he hecho nada. Piensan de mí lo peor, que soy una especie de sociópata», se sinceraba Winston en un amplio reportaje para el último número de ESPN.

Por eso a casi nadie le sorprende el ahínco de los Bucs -otros equipos han realizado seguimientos similares- en escarbar en la vida de Winston. El Tampa Bay Tribune concluye que el equipo se ha puesto en contacto con familiares, amigos, compañeros, antiguos entrenadores de su etapa en el instituto e incluso con un asistente del fiscal estatal para preguntarles, entre otras cosas, sobre esa supuesta violación. Durante las últimas semanas el círculo de Winston se ha esforzado en trasladar una imagen más humana del jugador, y algunos se preguntan si esa sería una de las razones por las que el joven decidió quedarse en casa para seguir el draft junto a su familia y amigos en lugar de viajar a Chicago para vivirlo en directo, aunque ello conlleva un enorme riesgo si las cosas van peor de lo esperado. Eso le sucedió a Aaron Rodgers, uno de los favoritos en el draft de 2005 y que finalmente fue seleccionado con los Packers en el puesto número 24 mientras las cámaras le enfocaban una y otra vez, sin que pudiese ocultar su frustración segundo a segundo.

Jameis tiene acento sureño y una cabeza privilegiada. A muchos curiosos de la NFL a este lado del Atlántico les llama la atención que un buen puñado de estrellas del fútbol americano tengan una licenciatura en una de las Universidades más prestigiosas del país. A lo largo de los años se ha criticado a muchas facultades por la sospecha de bajar el listón ante ciertas personalidades. Andrew Luck, número uno del draft en 2012, se licenció en arquitectura por la prestigiosa Universidad de Stanford, Robert Griffin III se graduó en Ciencias Políticas por la Universidad de Baylor y Ryan Fitzpatrick es licenciado en Economía por la Universidad de Harvard. Winston también llegó a ser aceptado por Stanford, que presume de que de sus aulas hayan salido 59 premios Nobel, 17 astronautas, 18 premios Turing y, al mismo tiempo, a su alrededor hayan nacido empresas como Google, Hewlett-Packard, Nike o Yahoo!, aunque el nuevo quarterback de los Bucs se decantó por la opción de Florida.

A pesar de no haber debutado en la NFL, Winston ya es una figura del deporte estadounidense. De familia humilde , su madre trabaja como auxiliar en una oficina de la Seguridad Social y su padre arreglando semáforos y señales de tráfico, la casa de los Winston está literalmente inundada de trofeos, con multitud de ellos dispersos por el suelo del salón. Una imagen que contrasta con los 25.000 dólares que se estima cobra ya por cada presencia pública y por el millonario contrato que ha firmado con Nike antes de ser escogido en el draft. De profundas convicciones religiosas, a Winston todavía le queda un largo camino por delante para convertirse en una estrella de la NFL. Antes que nada debe perfeccionar su técnica ya que en momentos puntuales se desequilibra más de la cuenta. Por eso se ha pasado las últimas semanas lanzando balones en las playas de Solana Beach, donde una y otra vez mandaba un balón por encima de un ayudante que sostenía lo más alto que podía una raqueta de tenis para evitar que el envío llegase a su destino unos metros más adelante. Un trabajo fácil para el número uno del draft, que según relata Kurk Streeter lo hacía con los ojos vendados. Un Guillermo Tell para la NFL.

Víctor Pérez

Víctor Pérez es periodista. Licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III, fundó en 2001 FIFA-Champions para organizar torneos internacionales online del popular videojuego de EA Sports. Desde 2003 trabaja en el desarrollo de esta web como plataforma de información deportiva, que ha llegado a tener su propia revista interactiva, radio online y foros con una comunidad de más de 10.000 miembros. Durante los últimos tres años ha trabajado en la sección de deportes del diario ABC

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