El Getafe no pudo con el Sevilla. Los de Míchel amenazaron en la previa con remontar a los de Manolo Jiménez, pero esta vez se quedan a las puertas de una final copera que, en gran parte, les ha birlado Palop con sus paradas. Y es que el partido estuvo muy cerca de ir a la prórroga.
Se repitió la tónica de la ida, y de la Liga. El Getafe jugó bien al fútbol, lo intentó, pudo incluso conseguirlo, pero no llegó. En cambio, un Sevilla más práctico que brillante consigue el pasaporte a la final de una competición que podría darle un título esta temporada. Y no es poco, el año pasado se los llevó todos el Barça.
Pero la verdadera estrella del partido fue Palop, que a sus 36 años sigue defendiendo con seguridad la portería hispalense. Soldado, Manu, Pedró León y compañía acabaron agotados ante el despliegue del meta de Alcudia, que paró casi todo. El casi fue el tanto de Negredo en la segunda parte, que dio confianza a los de Míchel. Pero no fue suficiente.
En el primer cuarto de hora los azulones pudieron marcar cuatro tantos, pero el Sevilla aguantó el temporal. Iba a ser la tónica del encuentro. Las malas noticias para los andaluces se sucedían; ocasiones del Getafe, expulsión de Manolo Jiménez, amarilla a Fernando Navarro… Lo mejor de la primera parte para el Sevilla fue llegar al descanso. Y, sobre todo, hacerlo sin desventaja en el marcador.
Lo bueno del Getafe es que no se vino abajo. Y tuvo su recompensa poco después de comenzar la segunda mitad en forma de gol de Soldado. El Coliseum comenzaba a rugir y a creer que podían ser capaces de eliminar al equipo que dejó en la cuneta al Barça. Y se pusieron manos a la obra, aunque el Sevilla jugó con algo más de seriedad.
Navas y Perotti llevaron todo el peligro hispalense, que podría ser calificado de escaso. Era el ‘Geta’ el que buscaba el gol, y el que más se acercaba. El problema es que Boateng, Soldado o Casquero se encontraron con las manos de un Palop que salvó a su equipo de la prórroga en el descuento. El Sevilla volvió a jugar en el alambre, pero una vez más le salió cara.
Con ello, los sevillistas llegan a la final de la Copa del Rey con claro cartel de favoritos. Habrá que esperar a mañana para ver si el Atético supera su trámite ante el Racing de Santander. De hacerlo -un trámite para los rojiblancos suele conllevar apuros y sufrimiento- será una final entre dos de los conjuntos que más han buscando la competición.