Menos de 6 meses después, Manuel Pellegrini vuelve a los banquillos del fútbol español. No es ninguna sorpresa, a la vista de su trayectoria y resultados, que el Málaga se haya fijado en él para intentar salir de una situación complicada. Todo queda en manos de «El ingeniero».
La vuelta de Pellegrini al fútbol español es la historia de un regreso anunciado. Su atropellada salida del Real Madrid, que derivó en el fichaje de Mourinho, no tenía pinta de ser su última aventura en nuestra Liga después de dejar tan buen sabor de boca en el Villarreal. Y es que, a pesar de lo que algunos sectores de la prensa aseguren, Pellegrini siempre ha respondido con números.
Éxitos desde su llegada
El técnico chileno llegó a Vila-real en el verano de 2004, y pronto comenzaría a dejar su sello en el equipo castellonense. Por encima de todo, los diarios locales destacaban la «seriedad» y «rectitud» en el trabajo de «El ingeniero», que llegaba a España poco después de levantar el Clausura con el River Plate.
“Desde hace tiempo mi sueño era llegar al fútbol europeo, pero no quería hacerlo de una manera alocada. Prefería esperar una oportunidad consistente con el proyecto futbolístico en el que creo. Pienso que Villarreal reúne las condiciones necesarias para llevar a cabo este proyecto”, comentaba tras firmar por el equipo de Castellón.
Pellegrini, siempre discreto, logró un primer triunfo para el Villarreal ese mismo verano: la victoria en la Intertoto que, además, suponía un billete para jugar la Copa de la UEFA. Aquello, que parecía una proeza, fue casi una obligación para Pellegrini. La temporada pasada el club ya había levantado el mismo trofeo y llegó hasta semifinales de la UEFA. Aquel equipo, que tenía a Riquelme como su principal referencia, tenía madera de grande.
La labor de Pellegrini no tardó en brillar. El Villarreal se convirtió en diciembre de 2004 en el mejor equipo del mundo según la clasificación del Instituto de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS). Un dato que no dejaba de ser sorprendente para un equipo que disputaba su cuarta temporada en Primera División y que apenas una década atrás luchaba en campos de 2ªB y Tercera División.
“Mi objetivo no es ser reconocido en España, es entregar al Villarreal toda mi capacidad con la preparación que he tenido durante estos años. Más que reconocimiento personal me interesa entregar mi capacidad”, aseguraba en una de sus primeras entrevistas en España. Nunca tuvo malas palabras, quejas o interés en levantar polémica. En la cabeza de Pellegrini sólo había sitio para el fútbol.
El «caso Riquelme»
Aquella primera temporada de Pellegrini en el banquillo del «submarino amarillo» terminó con una histórica tercera plaza que daba acceso a la previa de la Liga de Campeones. Pellegrini se había ganado a pulso su papel como líder del vestuario. «En la profesión de entrenador a menudo se confunde poder con autoridad», comenta el chileno en una entrevista de Orfeo Suárez. «Lo primero te lo da el cargo. La autoridad se basa en un principio de liderazgo que se consigue cuando convences a la gente de lo que haces y por qué», explica Pellegrini.
Lippi con la Juve lo ganó todo. Fue al Inter y no hizo nada siendo el mismo. ¿Dónde está la diferencia? En tu llegada al grupo.
Su discurso, aburrido para algunos, es el de un hombre titulado en Ingeniería Civil que tiene el fútbol metido en la cabeza. Tanto lo que sucede en el terreno de juego como lo que rodea al vestuario. «Lo más difícil de entrenar son las relaciones humanas», ha reconocido en más de una ocasión. Y habla con conocimiento de causa. El «caso Riquelme» le puso contra las cuerdas. «Topogigio» pasó de ser la figura de un equipo capaz de plantarse en semifinales de la Copa de Europa a abandonar el barco a mitad de temporada en apenas seis meses. A pesar de todo, Pellegrini convenció a todo el mundo de que el Villarreal podía funcionar sin el argentino. Lo hizo con números y con buen juego, y en cierta manera fue una manera de refrendar su autoridad en el club.
Fichaje por el Real Madrid
Sin su mayor figura, al Villarreal le tocaría un año de cierta recesión futbolística. No alcanzó grandes cotas pero la quinta plaza mejoraba el resultado de la campaña anterior gracias a la labor de un Diego Forlán que tomaba las riendas del equipo a la espera de la temporada 2007-08, una temporada casi perfecta. El «submarino amarillo» finalizaría el año en una histórica segunda plaza, a 6 puntos del Real Madrid y por delante del FC Barcelona.
Su nombre comenzó a entrar en las quinielas de equipos importantes en toda Europa, aunque Manuel Pellegrini siempre intentó quedar en un segundo plano, nunca tuvo predilección por los focos. Pero la ocasión de su vida se le presentó durante el verano de 2009, cuando el Real Madrid le hizo una oferta que no pudo rechazar.
Las estadísticas de «El Ingeniero» en el banquillo blanco rompieron varios registros históricos en la casa blanca. Por un lado, el equipo logró un récord de puntos en Liga (96) que, sin embargo, no fue suficiente para quedar por delante del Barcelona. Bajo su mando, el equipo ganó 31 partidos en Liga de forma consecutiva y se quedó a 5 tantos del histórico registro goleador del equipo de Toshack. Sin embargo, sus pinchazos en Alcorcón, Milán y Lyon sentenciaron al chileno desde mucho antes.
Pellegrini pecó en el banquillo blanco de lo que más se había preocupado en sus anteriores equipos: no defendió lo suficiente su autoridad en el club. Ahora le llega otra oportunidad, a los mandos de un Málaga con urgencias que necesita de un proyecto futbolístico de ideas claras. Es hora de que Pellegrini vuelve a mostrar sus argumentos.




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