Acaba el silencio de Lance Armstrong, acusado de dopaje sistemático durante su carrera profesional por la agencia antidopaje estadounidense (USADA) y desposeído de sus siete victorias en el Tour de Francia, acabará dentro de una semana junto a la reina de la pequeña pantalla en el país de las barras y estrellas. Será Oprah Winfrey la encargada de preguntar a un mito caído, marcado para siempre por la sospecha, como ya hiciese con la atleta Marion Jones en una entrevista incapaz de convencer a nadie.
La elección de Armstrong no es nada casual. La entrevista se emitirá en un programa especial de 90 minutos de «Oprah’s Next Chapter» el espacio reservado para la influyente presentadora de televisión en su propia cadena (Oprah Winfrey Network, OWN), una sociedad conjunta con Discovery Communications, la empresa que patrocinó al equipo de Lance Armstrong en 2005 cuando ganó su séptimo Tour de Francia.
El último mito caído en responder a las preguntas de Oprah fue Marion Jones, ganadora de tres medallas de oro y dos de bronce en los Juegos Olímpicos de Sidney, salpicada como Armstrong por un escándalo de dopaje (Balco). Marion Jones siempre negó su relación con las sustancias prohibidas, incluso ante agentes federales, hasta que, acorralada, decidió declararse culpable en 2007. La atleta fue sentenciada a seis meses de prisión por mentir a los investigadores sobre su dopaje y por perjurio en un caso criminal por fraude. Un castigo, según el juez, ejemplar para mandar un mensaje a los tramposos.
Una confesión a medias
«Pensé que en Sidney todos corríamos limpios»
Devueltas las medallas, borrado su triunfante pasado sobre el tartán, cumplió condena en Tarrant County (Texas) de marzo a septiembre de 2008. A la salida quiso romper su silencio y explicarse ante el pueblo en una entrevista con Oprah Winfrey. Fue una confesión a medias. «Pensé que estaba tomando un suplemento», respondió Jones a la primera pregunta. La velocista cargó la responsabilidad sobre su entrenador, suspendido de por vida por el caso Balco. «Pensé que todo el mundo en Sidney corría limpio, incluida yo misma», sostuvo Jones durante una conversación interrumpida en varias ocasiones por las lágrimas.
Oprah solo pareció torcer el gesto cuando Marion Jones explicó sus razones para mentir a los fiscales que llevaron el caso. «Antes de que me lo enseñaran el vial jamás supe cómo era porque a mí no me decían que era THG [un esteroide anabolizante]. Cuando me lo mostraron y me dijeron que esa era la sustancia prohibida me dí cuenta que la había consumido. Decidí mentir. Quería intentar taparlo todo», explicó la atleta.
«Me culpo por no ser más cuidadosa con mis relaciones»
Jones negó que se dopara para poder competir al máximo nivel. «No, desde muy pequeña yo ya ganaba carreras. De alguna forma siempre supe que tenía una fuerza especial para ello», dijo Jones, que sí admitió que, en restrospectiva, «tenía una fuerza especial» en ese momento achacada a los entrenamientos. «Realmente creo que la razón por la que cometí el horrible error y unos cuantos después fue porque no me quería lo suficiente como para decir la verdad», concededió la atleta entre lágrimas. «Soy responsable de mentir a los investigadores y por no ser más cuidadosa con mis relaciones y no preguntar más, por ser muy confiada. Por todo eso me culpo», añadió Jones.
Reacciones negativas
Si la intención de Marion Jones era lavar una imagen marcada por la sombra del dopaje y de las mentiras, con la entrevista consiguió justamente lo contrario. Al menos, entre los medios de comunicación, que criticaron la confesión de la chica que deslumbró al mundo en Sidney. «Marion canta la misma vieja canción a Oprah», tituló Philip Hersh en un artículo para varios periódicos del país en el que rechazaba la versión de la atleta. «Todavía no ha aprendido a hacer frente a toda la verdad sobre su uso de sustancias dopantes», sentenció.
«No puedo creer que Marion siga mintiendo»
Una de las reacciones más comentadas fue la de Victor Conte, dueño de los laboratorios BALCO que confesó en otra entrevista en televisión su relación con el mundo del dopaje ya en 2004. «No puedo creer que Marion siga mintiendo», explicó Conte. «Ella utilizó a sabiendas sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento y ha estado en la cárcel por mentir sobre elló», argumentó.
Igual de crítico se mostró Mark Kreidlel (ESPN) en un artículo titulado «incluso en Oprah, la verdad y Marion Jones no encajan» en el que resumió la conversación como «más de lo mismo». Una visión compartida por Tim Dahlberg, veterano periodista de la agencia AP. «Podría pensarse que alguien que acaba de pasar seis meses en prisión por mentir a los investigadores sobre su consumo de esteroides debe haber aprendido la lección, pero parece que Jones no», recriminó.
Ahora, cuatro años después, llega el turno de un Lance Armstrong también acorralado, sin apenas apoyos y que, según apunta The New York Times, podría estar valorando admitir los cargos de la USADA. Quién sabe si la confesión llegará de la mano de Oprah.