El fútbol americano, negocio multimillonario y pasatiempo sin rival en Estados Unidos, comienza a cerrar una dolorosa herida abierta desde hace más de una década por las dramáticas consecuencias médicas que sufren cientos de exjugadores, con una tasa de Alzheimer, demencia y todo tipo de enfermedades relativas a la memoria significativamente mayor a la del resto de la población. La National Football League (NFL) ha llegado a un acuerdo este jueves, una semana antes del inicio del campeonato, para pagar una cantidad histórica de 765 millones de dólares a los más de 4.000 jugadores retirados que acusaban a la NFL de despreciar los riesgos a largo plazo de esas conmociones cerebrales.
Siete días antes de que el «football» regrese a los televisores de cada rincón de Estados Unidos llega, casi por sorpresa, el acuerdo en el caso de las conmociones cerebrales. La NFL desembolsará 765 millones de dólares -unos 580 millones de euros- para cerrar un problema complejo, un asunto incómodo para las 32 franquicias del campeonato nacional que más dinero mueve en el planeta y una preocupación mayúscula para los padres y madres de Estados Unidos, incluido el mismísimo presidente Barack Obama. «Si tuviera un hijo tendría que pensármelo mucho antes de dejarle practicar este deporte; vamos a tener que afrontar el hecho de que probablemente el deporte cambie para reducir su violencia», dijo Obama antes de la última Super Bowl.
El conflicto había llegado a los juzgados por las más de 4.000 demandas presentadas durante los últimos dos años contra la NFL, acusada de engañar a los jugadores sobre los riesgos a largo plazo de las conmociones cerebrales sufridas durante los partidos y entrenamientos. La investigación científica ha revelado en los últimos tiempos que entre los exjugadores de fútbol americano las tasas de depresión, Alzheimer, demencia y otras enfermedades relativas a la memoria eran mucho más elevadas que las del resto de la población. Esos golpes en la cabeza dañan el tejido cerebral, derivando en algunos casos en el traumatismo craneoencefálico crónico (conocido como CTE por sus siglas en inglés), descubierto en los cerebros de docenas de exjugadores profesionales, incluidos los dramáticos casos de Junior Seau, Dave Duerson o Ray Easterling, que decidieron suicidarse. La patología, idéntica a la demencia pugilística, no es exclusiva del boxeo ni del fútbol americano, sino que el CTE aparece en todo tipo de deportes de contacto.
Diecisiete años para pagar
«El acuerdo conlleva la oportunidad de mejorar el fútbol americano y evitar un largo, costoso e incierto litigio», ha explicado Layn Phillips, designado como mediador por la juez Anita B. Brody, que ordenó a las partes a negociar para evitar que el caso llegara a ser juzgado en la Corte Federal. Los 765 millones de dólares se utilizarán para realizar exámenes médicos a los exjugadores, compensar a las víctimas de los problemas derivados de las conmociones cerebrales y para establecer un programa de investigación médica a los exjugadores y sus familias. Además, la NFL se ha comprometido a pagar las tasas judiciales. Las 32 franquicias que componen la NFL pagarán alrededor de 24 millones de dólares; dos tercios en los tres próximos años y el resto en plazos de 700.000 dólares durante 17 años. Los jugadores recibirán, en principio, una media de 170.000 dólares, aunque la cantidad diferirá según las patologías y el recuento final de afectados.
La NFL siempre ha negado haber ocultado de manera deliberada los riesgos que corrían los jugadores de sufrir lesiones cerebrales. El acuerdo, según el mediador Layn Phillips, no implica que la liga haya cambiado de opinión. De esta manera se cierra el problema legal para un campeonato que en los últimos tiempos ya ha introducido cambios en las reglas de juego para minimizar los riesgosde sufrir conmociones cerebrales, tanto en los partidos como en los entrenamientos. Una cantidad histórica, 765 millones de dólares, reducida a un grano de arena en comparación a los más de 9.000 millones que la NFL ingresó la pasada temporada.