A un paso de cumplir los 22 años la historia de Manti Te’o había seducido a Estados Unidos, un país que se derrite por el fútbol americano universitario, por encima incluso de los profesionales de la NBA. El chico, nacido en Hawaii y de ascendencia samoana, estrella del equipo de la Universidad de Notre Dame, tuvo que sobreponerse en plena temporada a la muerte de su novia, lo que sirvió de inspiración para su juego y todo el equipo. El problema es que la chica en cuestión, Lennay Kekua, en realidad nunca existió. Todo fue un engaño en el que cayó el propio Te’o.