NFL · Fútbol Americano — 1 de febrero de 2015 | 17:37

Super Bowl XLIX: Duelo de villanos en el desierto de Arizona

New England Patriots y Seattle Seahawks pelean por el título de la NFL en uno de los eventos deportivos del año

Un texto de

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La batalla se antoja mayúscula porque en el estadio de la Universidad de Phoenix se miden esta madrugada (00:30h, Canal+), los dos mejores equipos de la temporada y, quizás, de las últimas décadas. La XLIX Super Bowl significará el segundo título consecutivo para los Seattle Seahawks o el cuarto en los últimos catorce años para los New England Patriots. Palabras mayores. Un duelo por entrar en los libros de historia que, a la vez, es un gigantesco espectáculo con impacto planetario que resume en algo más de tres horas a todo un país. La gran fiesta del «football». 

Una entrada oficial cuesta entre 800 y 1.800 dólares; en la reventa se venden a una media 10.000 dólares

América respira este domingo fútbol americano por los cuatro costados, impresionante el músculo de una NFL que se mueve en unos números de vértigo. Un negocio de oro para equipos y televisiones, pasatiempo favorito con diferencia para la mayoría de los estadounidenses. La Super Bowl es año tras año el espacio más visto en televisión, con 112 millones de espectadores la pasada temporada, pero su pujanza se demuestra también a pie de campo con los 68.000 espectadores de media que acuden de media a los partidos durante la temporada, lejísimos de los 42.000 de los que presume la Bundesliga, los apenas 26.000 de la Liga española o los 18.000 que apenas alcanza la NBA. Nadie tose a la NFL a pesar de los escándalos, dentro y fuera del césped, y de las graves consecuencias a largo plazo que persiguen a los gladiadores después de su retirada por culpa de los brutales golpes que sufren en la cabeza casi en cada jugada.

Sin favorito claro

sdfEl camino hasta Glendale, en medio del desierto de Arizona, ha tenido más de una espina para Seahawks y Patriots. La franquicia de Seattle, que hace un año barrió a los Broncos de Peyton Manning en la Super Bowl, se plantó en la séptima semana de la temporada con un balance de tres victorias y tres derrotas. Las dudas se han esfumado con ocho victorias consecutivas cimentadas en una de las mejores defensas de los últimos tiempos, la «Legion of Boom» formada por una agresiva línea secundaria experta que destroza a sus rivales, experta en interceptar pases y una de las grandes claves del éxito de los Seahawks. Richard Sherman es el mejor cornerback del campeonato y, además, uno de los iconos de la franquicia. Un tipo con un ego infinito, provocador hasta el extremo dentro y fuera del campo, retratado a menudo como un villano sin pelos en la lengua. 

Los Seahawks suelen maximizar los errores de los rivales, pero los Patriots no suelen cometerlos

La ofensiva de los Seahawks, un equipo completísimo, tampoco cojea. Su running back, Marshawn Lynch, es una auténtica bestia a la que parece imposible frenar, por mucho que los matones de la línea defensiva le pongan las manos encima él siempre encuentra el modo de avanzar unas yardas más. Lynch proyecta una imagen de tipo duro, arrogante, que se niega por sistema a hablar con la prensa, motivo por el que fue sancionado en noviembre con una multa de 100.000 dólares. Desde entonces sus apariciones ante los micrófonos se han convertido en un espectáculo ya que casi siempre se limita a repetir «gracias por preguntar» sin decir nada más. Esta semana, durante la jornada de puertas abiertas con los medios de comunicación su cantinela para evitar la multa fue «ya sabéis por qué estoy aquí», de ahí que su imagen sea una de las más controvertidas de la NFL, con muchas críticas por parte de prensa y exjugadores pero con un apoyo cerradísimo de su legión de seguidores, que han llegado a recaudar dinero para abonar sus multas.

La altanería de los Seahawks despierta enemistades en muchos círculos, pero aún así es son los favoritos de América para conquistar esta Super Bowl porque enfrente estará uno de los equipos más odiados del país. Los Patriots ganan por sistema, pero a menudo lo hacen bordeando el límite del reglamento: el escándalo del Spygate -fueron sancionados en 2007 por grabar los entrenamientos a puerta cerrada de sus rivales- y las acusaciones de manipular la presión de los balones durante la final de Conferencia ante los Colts han lastrado la popularidad de un equipo que tiene un increíble espíritu ganador, fruto del trabajo de un vestuario en el que las grandes estrellas se cuentan con los dedos de una mano. Eso sí, cuentan con un extraordinario quarterback, Tom Brady, que tiene un portentoso brazo y una brillante mente con la que maneja a la perfección los tiempos de los partidos.

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Estrategas en la banda

Envidiado por sus dotes deportivas, su aspecto físico y su atractiva esposa, Brady deberá tener extremo cuidado para no caer en las trampas de la «Legion of Boom» en la búsqueda de su cuarto título de la NFL que le pondría al nivel de los legendarios Terry Bradshaw y Joe Montana, gran ídolo de un Brady que vuelve a estar en la cresta de la ola a pesar de que muchos le daban por acabado a sus 37 años. En el otro extremo de la balanza está Russell Wilson, el «diminuto» quarterback de los Seahawks que ha acallado a los críticos a base de partidos sobresalientes. Tiene unas piernas prodigiosas que le permiten esquivar los placajes y a menudo opta por correr con el balón, lo que destroza a muchas defensas rivales. A sus 26 años está a un paso de convertirse en el quarterback más joven de la historia en ganar dos veces la Super Bowl.

Belichick es uno de los entrenadores más odiados y, a la vez, más exitosos de la historia de la NFL

Los Patriots saben correr como ha demostrado en los playoffs su running back LeGarrette Blount frente a los Colts con cuatro touchdowns, pero su mayor braza es el brazo de Brady. Y, seguramente, las posibilidades de New England pasen por el partido que haga Rob Gronkowski. Considerado uno de los mejores tight ends de la NFL, «Gronk» tiene velocidad para dejar atrás a los linebackers y altura suficiente para no amedrantarse ante los cornerbacks. Es un tipo simpático, la estrella de la eterna sonrisa, que se ha recuperado de mil lesiones y, por encima de todo, un enamorado de las fiestas. Su fotografía con una actriz porno dio la vuelta al mundo y hace unos años compró el autobús de una parroquia de Long Island para organizar allí fiestas privadas, chófer incluido.

La contienda se completa con el interesantísimo duelo en la banda entre los entrenadores, dos veteranos estrategas que utilizan mil trucos para avanzar yardas. Bill Belichick, entrenador de los Patriots, es el poli malo, acusado de ir más allá de lo permitido pero, a la vez, considerado como uno de los mejores entrenadores de toda la historia de este deporte. Un tipo muy exigente que no perdona los actos de indisciplina y que ha conseguido convertir en estrellas a jugadores desconocidos o apestados. Suma 12 títulos divisionales, ha enlazado catorce temporadas consecutivas con balance positivo y la de este domingo será su sexta Super Bowl, récord compartido con Don Shula, y en caso de ganar conquistaría su cuarto título para empatar con Chuck Noll en lo más alto de la lista. Pete Carroll, entrenador de los Seahawks, resulta una cara más amable para muchos, un espíritu joven que ha dedicado media vida al fútbol universitario y que ha conseguido compactar un vestuario plagado de egos para convertirse en un equipo de hierro. Arizona decidirá si los Seahawks heredan la dinastía de unos Patriots que todavía no han dicho la última palabra.

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La otra Super Bowl

El equipo ganador levantará durante la madrugada española el «Vince Lombardi Trophy» diseñado por Tiffany & Co. que mide 56 centímetros, pesa algo más de 3 kilos y representa un balón de tamaño natural. Cada jugador, además de embolsarse alrededor de 190.000 dólares por el triunfo, recibirá un anillo conmemorativo de oro con diamantes valorado en unos 5.000 dólares y cuyo coste corre a cargo de la NFL. Otro ejemplo de la importancia de la cita para un país que hoy batirá todo tipo de récords en consumo de comida ya que el «Super Sunday» de la Super Bowl es motivo para la celebración de grandes fiestas en las que no se escatima en calorías; es el segundo día del año que más comida se consume, solo por detrás del día de acción de gracias.

El espectáculo paralelo al partido logra atraer a todo tipo de públicos

La Super Bowl va mucho más allá del deporte. Y, de hecho, muchos se quedarán atrapados frente al televisor no para ver el partido sino para disfrutar con los espectáculos paralelos de un día especial. Los anuncios se han convertido en una pieza fundamental de este gran circo televisivo. Las marcas aprovechan el tirón de la cita para exprimir sus campañas publicitarias y lo hacen a cambio de cantidades siderales: un spot de 30 segundos cotiza esta noche a nada menos que 4,5 millones de dólares.

También atrae a un numeroso público, dentro y fuera de Estados Unidos, el concierto que se monta en tiempo récord durante el descanso. Esta noche será el turno de Katy Perry y Lenny Kravitz, mientras que el otro gran honor de la noche corresponderá a Idina Menzel. La cantante que se ha hecho famosa en todo el mundo por la canción «Let It Go» de la película Frozen será la encargada de interpretar el himno de los Estados Unidos segundos antes de que arranque el espectáculo. Una fiesta increíble como broche de oro a la temporada de «football», un retrato televisado de América.

Víctor Pérez

Víctor Pérez es periodista. Licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III, fundó en 2001 FIFA-Champions para organizar torneos internacionales online del popular videojuego de EA Sports. Desde 2003 trabaja en el desarrollo de esta web como plataforma de información deportiva, que ha llegado a tener su propia revista interactiva, radio online y foros con una comunidad de más de 10.000 miembros. Durante los últimos tres años ha trabajado en la sección de deportes del diario ABC

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