Fútbol Internacional — 20 de septiembre de 2009 | 22:25

Giggs de una lección de fútbol y Owen ejerce de salvador

Un texto de

Derbi por todo lo alto en Old Trafford. United y City de nuevo frente a frente en el regreso de Carlos Tévez a la que fue su casa.

Un “apache”, que fue pitado durante todo el partido, seguramente por sus declaraciones previas sobre el miedo que debían tener los de Ferguson a este nuevo City y, sobretodo, porque una afición como la de los Red Devils no perdonaría ni al mismísimo Eric Cantona este cambio de bando.

Pero dejemos a un lado este tipo de asunto y centrémonos en el encuentro: el derbi más igualado de las últimas décadas, según muchos. Las plumas más ilustres hablaban de un choque de trenes, de un encuentro que podría marcar el futuro cercano del City, de un partido apasionante… y no se equivocaban en nada. Lo que hemos presenciado esta misma tarde en “El Teatro de los Sueños”, quedará para la historia como uno de los derbis más emocionantes de la historia.


Por parte de Sir Alex Ferguson, su típico 1-4-4-2 con todas sus estrellas sobre el campo. En el medio campo, Anderson se encargaría de distribuir, mientras que Fletcher tendría un rol más defensivo. En las bandas, Giggs y Park tratarían de abrir el campo, ya que por el centro se encargarían Rooney o en su defecto Berbatov de bajar a la posición de enganche a por el balón si fuese necesario.

En el otro lado del campo, Mark Hughes alinearía un 1-4-3-2-1 con Ireland más retrasado que de Jong y Barry, pero también presente en el ataque. En las bandas como dos puñales Bellamy y Wright-Phillips, preparados en todo momento para salir a la contra junto con Tévez.

Empezaría fuerte el Manchester United, con la presión de inicio tan habitual de los Red Devils en Old Trafford. Evra se adelantaría a toda la defensa en un saque de banda para centrar y Rooney se encargaría de finalizar la jugada con calidad, poniendo el 1-0 a los dos minutos de juego. Duró un cuarto de hora la presión adelantada del United comandada por un Park Ji-Sung muy activo, pero el gol del empate, con error de Foster incluido, sentaría como un mazazo y haría que las cosas se calmasen un poco. Ambos parecían tener miedo al rival, pero ante la duda, el City, sin nada que perder, empezó a asumir riegos y hasta remataría al palo en una gran jugada. Al finalizar la primera parte, la posesión favorecía claramente a los visitantes, con un United que no sabía como encarar el partido.


Los primeros cuarenta y cinco minutos nos había dejado dos versiones bien distintas: la de los primero minutos, donde el Manchester United había sacado del partido al City gracias a las constantes internadas por las bandas, donde los dos contra uno en ataque se sucedían debido a que los extremos de los “Sky Blues” no ayudaban demasiado en defensa; y la de los otros treinta minutos, donde el City aprovechó el miedo del United para dominar en campo ajeno ya que los de Ferguson estaban con las líneas muy retrasadas. Sin embargo, nadie podía sospechar lo que nos iba a deparar la segunda mitad.

Idéntica historia tras la vuelta del descanso, pues los locales se pondría de nuevo por delante gracias a un certero cabezazo de Fletcher, aunque no duraría mucho ya que Bellamy la enchufaría por la escuadra tres minutos después. Pero esta vez los de Ferguson tenían la lección aprendida y no se vinieron ni atrás ni abajo. La presión se mantuvo y todo el juego se desarrollaba en el campo de los visitantes, con constantes centros desde la banda como había sucedido al inicio del choque. Del minuto 60 al 80, el Manchester United fue un vendaval y tan solo el buen trabajo de Given había evitado una goleada de escándalo.

A diez minutos del final, de nuevo Fletcher remataría a la red para poner el 3-2 en el marcador y hacer justicia. Con el United ya dejando pasar los minutos y ya con el tiempo cumplido, Ferdinand regalaría el balón al City y Bellamy no lo desaprovecharía, poniendo el empate de nuevo en el marcador. Cuando parecía que el error de Rio iba a costar los tres puntos a los hombres de Ferguson, ya con los cinco minutos de descuento que había indicado el árbitro cumplidos, apareció Owen, que había salido en la segunda mitad por Berbatov, para hacer el 4-3 definitivo.

Errores muy baratos
Se suele decir que el fútbol son detalles, sobretodo, si esos detalles son errores garrafales. El Manchester United tuvo dos errores muy graves y en la peor zona, la defensa. El primer tanto del City viene de una mezcla de confianza y querer sacar el balón jugado. Foster se confía, intenta regatear a Tévez por no despejar sin rumbo y acaba perdiendo un balón que acabaría en la red. Este tanto dio alas a los visitantes, que dominarían toda la primera mitad a raíz de dicho tanto.

Ya finalizando el partido, Ferdinand intenta pasar por encima de Bellamy el esférico, pero su “semi cuchara” se queda en el pecho del galés, que empieza a correr hasta llegar frente a un Foster que no cubre su palo y recibe el empate a tres tantos. Normalmente este tipo de fallos se pagan muy caros, sin embargo, el Manchester United logró unos tres puntos merecidos, aunque con más problemas de los necesarios.


Giggs, simplemente impresionante
Ver jugar a Ryan Giggs, es un placer para el aficionado y para el entrenador. Si en el partido frente al Tottenham metía un auténtico golazo de falta, lo de hoy ha sido simplemente espectacular. Tras una primera mitad en la que no destacó demasiado, sino que fue uno más en su equipo, en la segunda parte dio todo un recital técnico, táctico y llevó al United a la victoria. Siempre la cabeza levantada, buscando la mejor opción y tomando siempre la mejor decisión posible.

A los tres minutos de la segunda mitad, le puso el balón en la cabeza a Fletcher para que hiciese el segundo, algo que se repetiría en el tercer tanto. Para colmo, en el último segundo del partido fue Giggs quien dio el pase a Owen para que se quedase solo delante de Given, completando así su hat-trick de asistencias. Pero no solo ha sido eso. Comandó a su equipo mandando sobre el medio campo, entrando por la banda sustituyendo la velocidad de sus mejores tiempos por la calidad y puso centros medidos una y otra vez. Sin duda, el mejor del encuentro.

 

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