Nadie en Rizziconi podía imaginar que, por un día, campeones del mundo como Buffon o Gattuso podrían jugar al fútbol en una ciudad que estuvo durante años gobernada por la mafia. Y es que, mientras Italia ha decidido aparcar por unas horas el fútbol para centrarse en la política, su selección nacional ha tendido la mano a la lucha contra el crimen organizado en un gesto histórico.
La «Azzurra» ha desplazado su cuartel general unos días antes de disputar un partido amistoso contra Uruguay que, quizás, sirva para medir el nivel de la selección a unos meses de la Eurocopa de Polonia y Ucrania. Sin embargo, este domingo el fútbol ha pasado a un segundo plano para las estrellas de la selección, que han entrenado en unos campos confiscados a la mafia para mostrar su rechazo al crimen organizado.
La mafia calabresa, la Ndrangheta, es una de las más peligrosas en en la actualidad
De las estrellas actuales como Balotelli a Pazzini a los ídolos que, como Buffon o Gattuso, levantaron en Alemania la Copa del Mundo, los italianos han entrenado en Rizziconi, un pequeño pueblo de apenas 8.000 habitantes situado en la sureña región de Calabria. Un recóndito lugar más que durante años estuvo a las órdenes de la mafia. De hecho, el Ayuntamiento de la localidad fue desmantelado en 2001 por sus relaciones con la Ndrangheta, una de las mafias con más fuerza en la actualidad, tanto en Italia como a nivel internacional gracias al sustento económico que recibe por el tráfico de cocaína y de armas.
El ejemplo de «Rhino» Gattuso
En uno de los terrenos expropiados a los mafiosos se levantó un campo de fútbol, que no pudo funcionar con normalidad durante años por culpa de las amenazas y sabotajes. Con el empeño de hombres como Luigi Ciotti, el sacerdote que preside la asociación contra la mafia «Libera», el complejo salió adelante como una academia de fútbol, que acoge a 120 niños de entre seis y 14 años que sueñan con convertirse en futbolistas profesionales.
La selección italiana, que tiene su cuartel general al norte del país, en Coverciano (Florencia), ha desplazado allí este domingo a sus figuras, con Balotelli a la cabeza. A pesar de su enfermedad, que le mantiene alejado del fútbol y de la selección, Gennaro Ivan Gattuso, no ha querido perderse la cita. Natural de Calabria, «Rhino» es ídolo y ejemplo para miles de jóvenes de la zona. Su presencia es otro símbolo de rechazo a la mafia.
Homenaje a Domenico Gabriele
A pesar de las últimas detenciones policiales, la seguridad ha sido máxima en los campos de Rizziconi, presididos por una enorme bandera italiana. Allí las estrellas del «calcio» italiano han tenido la ocasión de conocer a los padres de Domenico Gabriele, una víctima accidental de la Ndrangheta. A los once años, fue tiroteado mientras disputaba un partido de fútbol en Crotone. Las heridas de bala le dejaron en coma durante tres meses. Los médicos no pudieron hacer nada y acabó perdiendo la vida por culpa de un ajuste de cuentas entre miembros de clanes rivales. «La selección no sólo debe ser el símbolo del fútbol limpio sino que debe representar también algo importante en la sociedad civil, un punto de referencia ejemplar», apuntó Cesare Prandelli, seleccionador italiano.
«La selección debe ser un punto de referencia ejemplar», explica Prandelli
Ciotti ha agradecido el gesto de la selección y ha subrayado que la batalla contra la mafia se libra también en las altas instituciones que rigen el país en Roma. «El fútbol, como la música, pueden ser unos grandes vehículos para luchar contra la mafia», explica el sacerdote. La pelota como instrumento para alejar a la juventud de las armas, las drogas y el dinero rápido. «Tiene razón Ciotti, estas personas no deben ser abandonadas. No rendiros nunca», respondía Prandelli. Durante el entrenamiento los asistentes ha recordado con gritos de ánimo al gran ausente de la cita, Antonio Cassano. Unas horas en Calabria que dejan claro que el fútbol italiano no puede ni debe olvidarse de los jóvenes de Rizziconi.