A sus 17 años Meghan Vogel apenas podía imaginar que iba a convertirse en unas horas en una atleta reconocida en Estados Unidos y, sobre todo, en un ejemplo para millones de personas en todo el mundo.
Media hora después de ganar la carrera de los 1600 metros con su mejor marca personal Meghan Vogel regresaba a la línea de salida dispuesta a correr los 3.200 metros. Iba a disputar también los 3200 metros. El cansancio, eso sí, hizo mella en la estudiante y poco después de comenzar la prueba cayó hasta la última posición, aunque hizo fuerzas para llegar a la última vuelta. Fue entonces cuando se encontró una chica delante suya con problemas para llegar a la meta. “Estaba como unos 50 metros por delante”, explica Vogel, “y la ví caer”.
Apenas sin fuerzas Meghan se detuvo a unos metros de la línea de meta, ayudó a levantarse a su compañera y la llevó en volandas hasta el final. “Si has trabajado duro para llegar a la reunión estatal mereces llegar a la meta, no importa quien seas”, comentaba a la prensa después la chica. “Iba a conseguir que ella terminase la carrera fuera como fuera”. Y Arden McMath, de la escuela de Arlington, cruzó la meta. Según los resultados oficiales por delante de Meghan, última de la prueba. Pero se llevó un emotivo aplauso de toda la grada y el reconocimiento de todo un país.
Meghan, que ganó el primero oro en 20 años de su escuela, la West Liberty-Salem de Ohio, ha sido entrevistada en los últimos días por medio centenar de cadenas de televisión locales, estatales, y varios periódicos. Un ejemplo de deportividad.
