Cantaban Los Bravos en plena década de los sesenta aquello de «los chicos con las chicas pueden vivir», pero el cambio no parece del todo completo. O eso al menos se desprende del veto del Comité Nacional de Fútbol Sala a Miriam Aragoneses y Blanca Ortiz, dos niñas que no podrán defender los colores de su equipo en los campeonatos nacionales de fútbol sala.
El Caja Segovia considera el veto «discriminatorio e injusto»
La normalidad para las chicas se rompre precisamente en la cumbre tras un año de esfuerzos, entrenamientos y madrugones por culpa del conflicto entre dos normas que se resuelve en su contra. La postura de la Federación es clara. El Campeonato de España de Clubes tiene dos categorías (masculina y femenina) y, por tanto, no puede haber equipos mixtos. Razón suficiente para prohibir la participación de la capitana del Santa María Magdalena Bateig, Blanca Ortiz, y de la portera de la CD La Escuela Caja Segovia de Fútbol Sala, Miriam Aragoneses.
La práctica a nivel regional dice que las chicas deben integrarse en equipos de chicos porque no hay suficientes equipos para formar campeonatos. Menos aún de cierto nivel. O equipos mixtos o nada. De ahí que varias Federaciones autonómicas sí permitan que las niñas se mezclen con los chicos. Por eso tanto Blanca como Miriam han jugado hasta ahora sin ningún problema.
«Es una norma injusta y es un fallo de mucha gente que acaba pagando Blanca», explica el Santa María Magdalena-Bateig F.S. El equipo infantil B de la cantera del Caja Segovia anunció tras el veto a Miriam Aragoneses que nu acudiría al campeonato de Barcelona. Pero los padres obligaron a dar marcha atrás. «Hubiera sido un doble castigo, Miriam se sentía culpable de que sus compañeros no pudiesen jugar tras todo un año de esfuerzos», comenta Henar, madre de la pequeña. Tras hablar con los niños, los padres decidieron que el equipo debía acudir al campeonato.
Cambio de mentalidad
«Sabemos que todos los deportes son muy machistas y, desde luego, así no cambian las cosas», reflexiona la madre, molesta porque no ha recibido explicaciones de la Federación. «Alguna vez tiene que sentarse un precedente. Las cosas en pleno siglo XXI deben cambiar», sentencia. Miriam prepara el equipaje. Quizás no defienda la portería de su equipo, pero viaja a Barcelona ilusionada porque sus compañeros regresen con un triunfo que también es suyo.